Los Activos Criptográficos (Criptomonedas) son monedas digitales descentralizadas respaldadas por tecnología de encriptación, con proyectos representativos como Bitcoin (比特币), Ethereum (以太坊) y otros. No dependen de bancos centrales para su emisión y se utilizan principalmente para pagos, inversiones y transferencias transfronterizas.
Los activos criptográficos varían en sus posiciones entre países debido a necesidades políticas, económicas y de seguridad. Algunos países, como China, prohíben estrictamente el comercio y las actividades de minería de activos criptográficos, pero apoyan el desarrollo de la tecnología blockchain. Por otro lado, Estados Unidos refuerza los requisitos regulatorios, enfatiza la emisión conforme y fomenta la participación institucional. Sin embargo, Japón, Corea del Sur y Singapur son relativamente abiertos, promoviendo el desarrollo de la industria mientras se adhieren a estrictas regulaciones contra el lavado de dinero.
Desde 2021, China ha prohibido de manera integral el comercio y la minería de activos criptográficos a nivel nacional, pero permite la tenencia de activos criptográficos. Estados Unidos implementa la regulación de valores sobre activos criptográficos a través de agencias como la SEC, fortaleciendo las revisiones de cumplimiento para los intercambios. Japón es uno de los primeros países en establecer regulaciones integrales para el comercio de activos criptográficos, mientras que Corea del Sur requiere transacciones con nombre real, y Singapur apoya el desarrollo de la industria con una supervisión estricta.
La UE aprobó la regulación MiCA en 2023, integrando estándares regulatorios entre los estados miembros para promover el comercio legítimo de activos digitales. Alemania y Francia permiten la custodia y el comercio conforme. Algunos países, como Argelia, Marruecos y Afganistán, han prohibido independientemente la circulación de Activos Cripto debido a la estabilidad política y financiera.
La gran mayoría de los países del mundo adoptan un enfoque regulatorio en lugar de una prohibición total hacia los Activos Criptográficos, con tendencias futuras que se inclinan hacia la integración con las finanzas tradicionales y regulaciones más claras. Los inversores deben participar en cumplimiento con las regulaciones locales, elegir cuidadosamente las plataformas y evitar riesgos regulatorios.