Se acerca Navidad. Musk sigue sin mostrar generosidad. Su Fundación acumula un déficit que ya supera los 500 millones de dólares para octubre de 2025.
Desde 2022 esto va empeorando. Antes eran 234 millones. La fundación tiene activos de unos 11.000 millones, reflejo de su fortuna personal. Parece que prefiere guardar que compartir.
Según expertos, apenas cumple mínimos para evitar problemas con el IRS. No parece tener ganas de soltar un centavo. "Es evidente que no tienen prisa por gastar", dice un académico especializado.
Lo más curioso. La fundación no tiene empleados. Nada. Sus tres directores, incluyendo Musk, dedican solo dos horitas a la semana. Y cuando donan algo, va a sitios cercanos a él, como esa escuela privada en Texas junto a sus empresas.
Mientras tanto, se volvió activista político. Habla de supervisar gastos del gobierno. Propone recortes drásticos con su Departamento de Eficiencia dentro del gobierno de Trump. Quiere "eliminar" el IRS. Irónico, ¿no? Justo la agencia que le permite usar su fundación como refugio fiscal.
Le preocupa mucho cómo gasta el gobierno. Pero parece que le preocupa más acumular su propio dinero que hacer verdadera filantropía. No está del todo claro por qué alguien con tanto sigue dando tan poco.
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
La "caridad" de Elon Musk: más fortuna, menos ayuda
Se acerca Navidad. Musk sigue sin mostrar generosidad. Su Fundación acumula un déficit que ya supera los 500 millones de dólares para octubre de 2025.
Desde 2022 esto va empeorando. Antes eran 234 millones. La fundación tiene activos de unos 11.000 millones, reflejo de su fortuna personal. Parece que prefiere guardar que compartir.
Según expertos, apenas cumple mínimos para evitar problemas con el IRS. No parece tener ganas de soltar un centavo. "Es evidente que no tienen prisa por gastar", dice un académico especializado.
Lo más curioso. La fundación no tiene empleados. Nada. Sus tres directores, incluyendo Musk, dedican solo dos horitas a la semana. Y cuando donan algo, va a sitios cercanos a él, como esa escuela privada en Texas junto a sus empresas.
Mientras tanto, se volvió activista político. Habla de supervisar gastos del gobierno. Propone recortes drásticos con su Departamento de Eficiencia dentro del gobierno de Trump. Quiere "eliminar" el IRS. Irónico, ¿no? Justo la agencia que le permite usar su fundación como refugio fiscal.
Le preocupa mucho cómo gasta el gobierno. Pero parece que le preocupa más acumular su propio dinero que hacer verdadera filantropía. No está del todo claro por qué alguien con tanto sigue dando tan poco.